jueves, 31 de enero de 2013

Representación de los trabajadores


Gracias a la organización de los obreros mediante los sindicatos se han alcanzado numerosos logros en las condiciones de trabajo. Salario, descansos, permisos, vacaciones, jubilación, seguridad social...

Pero, hoy en día estamos asistiendo a un ataque desde algunos sectores a las organizaciones sindicales: que si no representan a los trabajadores,  si viven de subvenciones públicas, si sólo piensan en los intereses de unos pocos…

A continuación os muestro unos vídeos sobre los sindicatos. El primero elaborado por la “Australian Council of Trade Unión” y adaptado por UGT: ¿Para qué sirven los sindicatos?

El segundo “Mentiras y verdades sobre los sindicatos” ha sido elaborado por la federación de industria de CCOO.

El tercero es un fragmento de la entrevista que Ana Pastor le hizo a Rosell (presindente de la CEOE), cuando aún era presentadora de los Desayunos de RTVE.

Como siempre espero vuestros comentarios, con una actitud crítica.








lunes, 21 de enero de 2013

¿Cuántas veces le has propuesto a tu jefe una mejora para tu empresa?


Joaquín Lorente es uno de los mejores publicistas del mundo y en su libro:"Piensa es Gratis" nos aporta 84 principios prácticos para potenciar nuestro talento y nuestras posibilidades de crecer en el mundo empresarial y laboral.

El principio nº55 establece: ¿Cuántas veces le has propuesto a tu jefe una mejora concreta para la empresa?.

En él, propone que meditemos sobre propuestas de mejora que le podamos hacer a nuestros jefes sin que ellos lo hayan pedido.

Una vez que tengamos la idea, debemos plasmarla por escrito, de manerasencilla y breve (problema, solución y beneficio para la empresa). Es muy importante hacerlo por escrito porque las palabras se las puede llevar el viento o se las pueden apropiar otros.

Fianlmente, un día que haya calma, entras en el despacho del jefe y le dices que quieres hablar de un tema importante (pensará que le llegas con un problema); y entonces se lo cuentas y le dejas una copia(muy breve, mejor uno que dos folios), demostrando que te preocupas por la empresa.

Recuerda que los únicos que te pueden hacer ascender son tus jefes y que cuánto más importante es una persona, más sóla se siente.

Aconseja Joaquín que si a la 3ª propuesta buena no te hacen caso, empieces a pensar en irte a trabajar a la competencia.

lunes, 14 de enero de 2013

Explotación laboral y crisis




Leía ayer en El País un artículo: “Trabajadores de usar y tirar”. En él se ponía de manifiesto como cada vez es más frecuente, en nuestro país, encontrar trabajadores que son explotados laboralmente, pero que no quieren denunciar su situación por miedo a perder sus precarios empleos.

He seleccionado algunas de las situaciones descritas:

Niñera en La Moraleja por 400 euros
J. es dominicana y lleva 24 años en España. Vive en una casa sin luz ni gas por falta de pago. Gracias al apoyo de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, consiguió paralizar su desahucio el pasado mes de octubre. Poco antes de navidades, un día, al salir de la iglesia, una mujer le dijo que sabía de una oferta de trabajo y le facilitó un número de teléfono. La empleadora era una habitante de la exclusiva urbanización de La Moraleja, a las afueras de Madrid.
J. llamó. La oferta consistía en cuidar a un niño de siete años, desde las 15.00 a las 00.30 (el último autobús de La Moraleja al centro de Madrid, cuenta J., sale a las 23.30), seis días a la semana. La empleadora le ofrecía librar un día por semana; pero aleatoriamente; no un día fijo, cada semana, uno distinto. La retribución: 400 euros al mes. “Esa mujer se estaba aprovechando de la situación de desesperación en que nos encontramos muchas personas extranjeras sin papeles”, cuenta J. bajo la carpa instalada frente a las oficinas centrales de Bankia en Madrid. “Si vive en La Moraleja, es porque gana bien”.
Tal es la necesidad de ingresos de J. que, a pesar de aceptar que el trabajo le suponía no poder cuidar por las tardes a su hija de 13 años, le dijo que le parecía muy poco dinero y que debería pagarle al menos 500 euros. “La mujer, enfadada, me colgó”. 
Las 14 horas del cocinero
Jesús Portillo lleva 30 años trabajando en la hostelería, desde los 16. Le han hecho perrerías de todos los colores. De entre las recientes, la más sangrante que recuerda fue la oferta que le hicieron en la franquicia de una conocida cadena de bares de tapas. El dueño estaba a punto de abrir un nuevo establecimiento de esta franquicia y necesitaba cocinero. Portillo se presentó a la entrevista de trabajo. Le ofrecían 600 euros al mes por una jornada de entre 12 y 14 horas. Le harían un contrato de media jornada, cuatro horas al día. Más adelante, si la cosa iba bien, renegociarían condiciones, le dijeron.
Para incorporarse a la cadena tenía que seguir un cursillo en uno de los establecimientos de la cadena sito en Cornellà de Llobregat. Allí vivió uno de los procesos de selección más abusivos que recuerda.
 “El curso era, básicamente, trabajar gratis tres días en el establecimiento”, recuerda. Quince personas se presentaron al presunto curso de formación. La jefa no paraba de chillar a los candidatos que empezaban a empanar y freír tapas. Cinco candidatos se fueron a la media hora, hartos de recibir gritos. A la hora empezaron a llegar clientes. “Más deprisa, más deprisa”, apremiaba la capataz. Tres chicas con poca experiencia abandonaron, hartas de recibir insultos. Para cuando el bar estaba lleno, de los 15 ya solo quedaban cuatro. De ellos, tres, entre los que se encontraba Jesús Portillo, abandonaron antes de acabar el día. “Pero esta vez fuimos nosotros los que insultamos a la dueña”.
Al día siguiente, el propietario de la nueva franquicia se disculpó ante Portillo y le dijo que las cosas no funcionarían así en su local. El primer día trabajó 14 horas. Al final de la jornada, el propietario le pagó 20 euros, la parte proporcional correspondiente a su contrato de 600 euros: 20 euros por 14 horas de trabajo.
Por jornadas como las que le proponían, dice, se deberían pagar entre 1.200 y 1.300 euros; no 600. “Eso no es explotación, eso se llama esclavismo”, manifiesta, indignado, por teléfono.
Jesús Portillo lleva siete meses sin cobrar un euro y dos años en paro. Su mujer, que trabajaba en un ambulatorio, también está desempleada. La semana pasada le ofrecieron un trabajo en el que le pagaban 1.300 euros al mes, sí; pero por 18 horas de trabajo; de siete de la mañana a una de la madrugada; seis días a la semana, de lunes a sábado. Conoce a un chico ecuatoriano de su barrio, Nou Barris (Barcelona), que acepta cobrar 300 euros al mes por trabajar como camarero la jornada laboral entera. “Esta es la realidad laboral que vivimos: explotación, humillación, mafia, extorsión”. 
El guardia de seguridad que no ha cobrado en seis meses
Manuel Chicharro tiene 50 años y ya no aguanta más. Es guarda de seguridad desde 1988 y ha visto de todo: compañeros en empresas de seguridad que recibían cuatro euros por hora; gente trabajando sin contrato... En el puesto que ocupó hace unos años en un conocido museo de Madrid, recuerda, se tenía que llevar a su hijo durante su turno porque no le permitían librar el fin de semana (algo a lo que tenía derecho por ley; está separado). Pero nada comparado con quedarse sin cobrar durante seis meses consecutivos.
Manuel está hundido. Va camino de siete meses sin ingresar un euro, sin poder pasar la pensión de 400 euros a su exmujer, siete meses viviendo de lo que ingresa su compañera. “El drama es que no hay cobertura para el obrero”, dice cerca de una oficina del INEM en Alcorcón, a las afueras de Madrid. “Y las instituciones colaboran en este proceso que no hace otra cosa que hundir a las personas”. Su caso es extremo, refleja la indefensión de un trabajador cuando su empresa quiebra. Refleja esa era del trabajador de usar y tirar.
Manuel Chicharro trabajaba como guarda en el Centro de Formación Primero de Mayo de Leganés. El 1 de enero de 2012, hace ahora algo más de un año, la empresa para la que llevaba trabajando 12 años (Ariete) le subrogó (como ocurre muy a menudo en el sector de seguridad, explica). Pasó a estar en nómina de otra empresa, ESABE, cuya cúpula directiva fue detenida el pasado 20 de diciembre, acusada, entre otros delitos, de un fraude de 30 millones de euros a la Seguridad Social.
Numerosos empleados de ESABE vivieron una auténtica pesadilla los últimos seis meses de 2012: “Imagina lo que es no cobrar, mes a mes, durante cinco meses, pero tener que ir a trabajar cada día porque si no te despiden”. Manuel aguantaba, esperando a ser nuevamente subrogado a otra empresa.
Pero no fue así, a diferencia de lo que ocurrió con el resto de sus compañeros, que fueron integrados en Prosegur. A pesar de tener 12 años de antigüedad en la anterior empresa, necesitaba haber trabajado siete meses en ESABE para poder ser subrogado de nuevo, explica. Le faltaban 25 días para llegar a esos siete meses. Ahora, ni cobra lo que le deben ni trabaja, ni tiene opción. Por ahora, a cobrar el paro.
“Las Administraciones públicas recurren a empresas que les salen baratas, pero lo barato sale caro”, dice, indignado. Cita su caso, y el de Madrid Arena. “Ya no se contrata a profesionales de la seguridad, se va a lo barato y luego pasa lo que pasa”. Dice que en las Administraciones públicas contratan a empresas de seguridad para que hagan el trabajo que los policías municipales o los fijos de plantilla no quieren hacer: “Nos tienen de porteros, de conserjes, y todo para que la gente, que muchas veces nos pide que fichemos por ellos, pueda escaquearse de sus puestos”. 
Pagar por un proceso de selección
El caso de R., mujer de 34 años, no es de explotación laboral. Más bien, ilustra de lo que son capaces algunos a la hora de aprovecharse de la necesidad de tener un trabajo.
El año pasado, en mayo, vio una oferta en la página de la web Infojobs. Se inscribió. La empresa pedía que entregara el currículo en mano en unas oficinas. Para allá que se fue.
Al llegar a las dependencias de la empresa, situadas en un polígono entre Aldaia y Torrent (Valencia), vio que a la entrada no había ningún cartel. “Me pareció raro”. Entró en la nave y vio a seis chicas esperando. De un pequeño despacho salió una mujer que le entregó un formulario. En él se señalaba la fecha de inicio del proceso de selección: el 25 de junio. Para poder participar había que abonar 50 euros. “¡Pagar por un proceso de selección! Salí muy enfadada, era una tomadura de pelo”.
Como R. no es de quedarse de brazos cruzados, habló con la policía, con organizaciones de consumidores, con la Consejería de Empleo de la Generalitat valenciana, y con Infojobs, que no tardó en retirar el anuncio. “No hubo proceso de selección el 25 de junio”, concluye.
En julio recibió una carta de la empresa: le comunicaban que había sido descartada en el proceso de selección.

 Fuentes: